martes, 15 de septiembre de 2009

Las Bibliotecas Infantiles





Acercarse a la idea de niño y de literatura según las épocas permitirá comprender aspectos de las distintas modalidades de producción, circulación y apropiación de los textos: quiénes escribían, quiénes leían y a quiénes; qué era leído o narrado; cuándo se comienza a pensar en un libro para niños, qué se les censura y de qué lecturas se apropian.
Es imposible separar los libros y la literatura de las bibliotecas destinadas a los niños.
Los libros para niños comienzan a pensarse a partir del siglo XVIII en Europa con la escolarización: libro pedagógico, didáctico, moralizante, religioso. Antes de esa época no existía un concepto de infancia tal como lo entendemos hoy y, por lo tanto, no se pensaba en libros para niños especialmente. Los niños se apropiaban de la literatura, oral o escrita, que circulaba entre los adultos, dependiendo de los ámbitos o la clase social a la que pertenecían.
Recién en el siglo XIX se afianza el concepto de "libros para niños" y literatura infantil, y se piensa en un espacio de la biblioteca que los incluya. En la Argentina también se observan situaciones parecidas y, someramente, podemos establecer a grandes rasgos diferencias entre autores renovadores dentro del género, que ponen el acento en lo literario y otros autores que siguen una línea más conservadora, ligada a lo didáctico moralizante. En ambos casos, la escritura responde a las representaciones de infancia y de literatura para niños que estos adultos han construido, y lo que consideran que debe ser leído y transmitido o no entre los niños.
Llegamos así a lograr un territorio específico, con escritores, libros y bibliotecas. En la Argentina, en la segunda mitad del siglo XIX, luego de su experiencia en otros países (recordemos que en el siglo XIX la biblioteca infantil era una institución ya arraigada en los Estados Unidos, que se traslada a Europa) Domingo F. Sarmiento llevó adelante la creación tanto de escuelas y bibliotecas públicas (que él denominó populares), como de bibliotecas, para maestros y para niños, en las escuelas. Consideraba de vital importancia que los niños, una vez alfabetizados, se apropiaran del gusto por la lectura.
Este fue el objetivo de la Ley de Protección de Bibliotecas Populares (Públicas) de 1870. De alguna manera, podemos decir que fue uno de los primeros en pensar a los niños como lectores y en libros destinados especialmente para ellos, e instalar el germen de la biblioteca infantil. Habrá que transitar casi un siglo para empezar a pensar, al menos en la Argentina, en una biblioteca para niños que no forme parte de la escuela.


Bueno Aires: Gobierno de la Cuidad: Libro de arena. Las bibliotecas infantiles. [en línea]
<http://www.buenosaires.gov.ar/blog/librodearena/2008/12/05/literatura-y-biblioteca-hacia-el-lugar-donde-los-fragmentos-se-unen/> [acceso: 03/11/2009]

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